Mario Céspedes soñaba con tener una pequeña sanguchería en Madrid, al estilo de las que proliferan en las calles de su Lima natal. Mario recuerda sus años de juventud, en que quedaba con sus amigos para disfrutar de un reconfortante bocata en la sanguchería del barrio, mientras que Conchi, su compañera de vida y principal apoyo en los negocios, se emociona pensando en los desayunos de pan con chicharrón que disfrutan cuando van a ver a la familia de Mario en Perú.
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